Mi reflexión de hoy, 22 de abril de 2015.

Cuando analizamos o valoramos nuestra vida, solemos hacerlo por etapas, pensamos en “mi infancia, mi noviazgo,  mi época de estudiante, mi boda, mi embarazo, mi primer trabajo, mi traslado, mi divorcio, … “, es como si fuéramos vivenciando capítulos de un libro, en definitiva del libro de nuestra vida; los hay divertidos, tranquilos, tristes, apasionantes,… Cada capítulo, comienza con un hito, acaba con otro y sin duda hay historias que se alargarán varios capítulos.

Es fundamental tener presente el inicio y el final de las etapas de nuestra vida, es necesario que seamos conscientes de cuando acaban; por desgracia, tendemos a permanecer en ellas demasiado tiempo una vez han terminado; en ocasiones, mucho más del necesario, cuando esto ocurre, comenzamos a evidenciar ciertos síntomas: monotonía, apatía, desilusión, … que deberían hacernos reflexionar y actuar.

Miedo al cambio, al desamor, a la soledad, a no ser capaces de comenzar de nuevo, al que dirán… existen tantas creencias limitantes que nos hacen permanecer ahí, arraigados a momentos pasados. No somos conscientes de que llevamos un lastre, nos estamos prohibiendo a nosotros mismos avanzar, iniciar una nueva etapa; estamos impidiéndonos ser felices.

Reflexiona, ¿todas tus etapas pasadas están bien cerradas?; sino es así, ¿cómo está influyendo esto en tu vida actual?

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Yo te recomiendo que no te aferres al pasado, partamos de que la vida es cambio constante; admítelo, no te ancles a realidades ficticias. Aprende a despedirte, a cerrar un capítulo más de tu libro. Todo tiene su tiempo y lo mejor está por llegar…

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