29 Mar Sentimiento de culpa
Marian acudió a la consulta con una baja autoestima, rasgos depresivos, apatía, … todo ello producido en gran parte por unos sentimientos de culpa, insana culpabilidad, que no la dejaban vivir en paz.
En algunos momentos de su vida, Marian había actuado de un modo poco consciente, mirándolo ahora con perspectiva, afectando negativamente su comportamiento a la gente de su entorno a quienes quería pero que, en ese momento, no fue consciente y, si lo llego a ser, le dio exactamente igual.
¿Quién no se ha sentido en algún momento de su vida culpable? Podemos sentir culpa por algo que hemos hecho pero también por algo que debimos haber acometido y no llevamos a término. El problema es que la culpa puede llegar a ser una emoción destructiva. La intensidad de ese sentimiento es lo verdaderamente preocupante ya que la culpa en un grado adecuado nos permite una correcta adaptación a nuestro entorno ayudándonos a respetar las reglas y a no perjudicar a los otros.
El origen de la culpa es debido a motivos educacionales. Está muy relacionado con nuestros principios y normas morales que se forjan en los primeros años de vida. También van a influir en la intensidad de cómo la vivimos, ciertos rasgos de nuestras personalidad; una baja tolerancia a la frustración, un carácter inseguro, una baja autoestima, …
Cuando se define la culpa, en la mayoría de casos se describe como una emoción dolorosa que nace de la autopercepción de haber traspasado las normas éticas, individuales o sociales, sobre todo si alguna persona ha salido perjudicada por ello.
Todas las emociones negativas arrastran una sintomatología y, por supuesto, la culpa no iba a ser menos. Por ejemplo, se somatiza con molestias de cabeza, espalda, dolores de estómago,… Por otra parte, su repercusión a nivel emocional se traduce en resentimiento, depresión, pena, desánimo, ansiedad, agresividad, nerviosismo, ira, vergüenza, sentimiento de inferioridad, victimismo,…
Por todo ello, es importante tratar esta emoción negativa cuando alcanza una intensidad que nos llega a paralizar y nos limita en nuestro día a día.
¿Cómo trabajar la culpa?
Para ayudar a Marian a liberar la opresión de su sentimiento de culpa trabajamos, en un primer momento, analizando aquellas cosas de las que se arrepentía en su vida: comportamientos, adicciones,… y que, hoy por hoy, ella veía injustificables. Dentro de ese análisis era muy importante responder a la pregunta de si hoy en día ella consideraba que se podrían reparar cada una de ellas o era ya demasiado tarde.
Una vez clarificado esto y relativizando en la medida de lo posible aquellas “culpas” que surgieron en la consulta, planteamos la estrategia para reparar aquellas que aún estábamos a tiempo de remediar, desglosando acciones que Marian debería hacer, especificando un timming y las personas que se verían involucradas.
Ante aquellos comportamientos que ya no eran posibles de enmendarse, planteamos una estrategia distinta que suponía, en este caso, ayudar a personas que están pasando por situaciones similares a las que ella pasó.
A medida que Marian iba poniendo en practica todos los pasos y acciones planteadas, se dió cuenta de que sentia una libertad que antes ya tenía olvidada, se sentía más agusto consigo misma, ilusionada por retomar de nuevo su vida y con las fuerzas necesarias para afrontarla.
Los meses pasaron y los objetivos de Marian se cumplieron. Se liberó, se perdonó y entendió que en su pasado actuó tan correctamente como su conciencia le permitió y, de ahora en adelante, se comprometía a actuar de un modo mucho más consciente y razonado.
Me gustaría terminar con la siguiente pregunta; Podemos vivir bajo el sufrimiento que nos generan las emociones negativas pero, ¿de verdad es necesario?
Desde mi experiencia te digo que no es necesario y que debes afrontar tus problemas, pedir ayuda, quitarte nudos y resolver así tu vida emocional. Si Marian pudo, ¿por qué tú no?
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